viernes, 13 de marzo de 2009

Vacaciones en Brasil

Aquí en la Guayana Francesa tenemos 2 semanas de vacaciones por Carnaval, no tenía mucho dinero así que no sabía que hacer para vacaciones, ni donde ir. Un grupo de asistentes se iba al carnaval de Trinidad y Tobago, pero como ya estuve en la anteriores vacaciones y era caro no fuí con ellos, así que decidí ir a Cayenne a ver el desfile final de Carnaval y pasar un par de días en casa de Laura, la assistant de español de Cayenne que no se iba a ningún sitio porque se ha comprado un coche y estaba pobre.

En otro orden de cosas me contactó una chica de Elche que se llama Isabel, yo no la conocía pero tenemos un amigo en común y encima es vecina de mi amigo Pedro del instituto. Pues Isabel iba a ir a Brasil y luego quería venir a la Guayana a buscar trabajo, así que estuvo unos días en mi casa, hasta que fuimos a Cayenne para que fuera hablar al rectorado, a ver si le daban algún trabajo (por el momento no ha sido posible). A partir de ahí se quedó en casa de Laura y ahí sigue de momento. Pero estuvo bien tener a alguien de Elche por aquí y poder hablar de cosas que con nadie más de aquí puedo hablar.

Bueno, sigo con las vacaciones, Lorena y Daniella (asistentes de español y de portugués en Kourou), fueron a Cayenne y se iban a Brasil de vacaciones, a casa de Daniella, así que me acoplé y fui con ellas, aunque se me olvidó el pasaporte en Saint Laurent y fui ilegalmente a Brasil.

Para ir a Brasil desde Cayenne hay que coger un taxico hasta Saint Georges del Oyapock, vale 40€ y tarda 3 horas. Una vez en Saint Georges, tienes que coger una piragua para cruzar el río Oyapock que te lleva a Oiapoque, ¡y ya estás en Brasil! Pero nuestro destino final era la ciudad de Daniela: Macapá, capital del estado de Amapá, y eso queda a 12 horas de bus. El bus vale unos 20€ al cambio, y tarda tantas horas porque va por una carretera de tierra y además en la estación de lluvias está bastante chunga. Después de 2 horas y media, el bus para a cenar, fué ahí cuando me di cuenta de que Brasil me iba a encantar, descubrí los restaurantes llamados “kilos”, tu coges un plato, te lo llenas de lo que quieras del buffet y luego lo pesas en una báscula, yo me emocioné cuando vi que mi montaña de salchichas, chuletas y filetes a la brasa más una coca cola costaba solamente unos 3 € al cambio. Después del coñazo de viaje en el que es imposible dormir porque el bus pega muchísimos botes, llegamos a Macapá, y cogimos un taxi hasta casa de Daniella, que no le había dicho a su familia que iba y quería darles una sorpresa.

La familia de Daniella es un encanto y nos trataron increíblemente bien. Las distancias en Macapá son bastante grandes de un sitio a otro, ya que tiene 300.000 habitantes y son todo casas de planta baja, así que la ciudad es muy extensa. Hay que agradecerle al padre de Daniella que nos llevara por aquí y por allá.

Me sorprendió el precio de la gasolina en Brasil, que al cambio cuesta casi 1€ el litro, no entiendo como puede costar tanto siendo Brasil un país productor, el diesel cuesta un poco menos, pero sigue siendo caro y sigo sin entender cómo puede costar tanto siendo Brasil el segundo productor mundial de Bioetanol. Además el padre de Daniella que es mecánico me contaba que en Brasil no venden coches diesel, sólo vehículos industriales y de trabajo, no lo entiendo.

El día que llegamos era el último día de Carnaval, yo esperaba ver brasileñas ligeras de ropa bailando samba, pero eso ya había pasado, el último día de carnaval es el día en que los hombres se visten de mujer, así que estaba todo lleno de tíos travestidos...

Macapá es una ciudad bonita, tiene cosas guays para ver. Tiene una fortaleza que construyeron los portugueses a orillas del Amazonas, por la zona de la Fortaleza hay una especie de paseo marítimo que da al Amazonas y donde hay bares, restaurantes y discotecas. Tiene su gracia comer, cenar o tomarte algo mientras ves el Amazonas o símplemente pasear.

También es una de las pocas ciudades del mundo por donde pasa la linea de ecuador, y hay un monumento con una placa que dice “sienta la sensación de estar al mismo tiempo en dos hemisferios” y como sensación pues... no te magnetizas ni te da superpoderes ni nada, pero está claro que hay que hacerse una foto con un pie en cada hemisferio. De hecho al lado del monumento hay un estadio que tiene la linea de ecuador por centro del campo, así que cada equipo juega una mitad en un hemisferio, tiene su gracia.

Para ir de compras no está mal, sobre todo si quieres comprarte chanclas, Brasil es el país de las chanclas. En cuanto a la ropa de tío, no vi los precios excesivamente caros, pero tampoco baratos, la ropa de tía si que era más barata, las chicas se compraron unos 40.000 bikinis.

El padre de Daniela nos llevo un día a un pueblo que se llama Curiaú, donde me dijeron que sólo puedes vivir si eres negro, ya que fue un pueblo fundado por esclavos, aunque imagino que será una ley no escrita. Por el pueblo pasa un río pequeñito que también se llama Curiaú, que es una afluente del amazonas. El río es precioso (pongo foto)y tiene una zona para bañarse donde hay bares que está genial; beberse una caipiriña mientras te bañas en el amazonas es mejor que tener un pié en cada hemisferio. Y en ese sitio descubrí uno de los mejores inventos de la historia después de la rueda e Internet: “o Moço dos Quejinhos” un tío que va con su barbacoa portátil por ahí, y vende pinchos de queso, ¡que jefe! Tu le dices “moço” y él viene y te pregunta cuantos pinchos quieres, tu se lo dices y él te los hace, ¡y cada pincho vale 1 real (0,33€)! Así si, y hay varios por toda la ciudad, no sólo uno.

Luego salimos de fiesta una noche y el ambiente me gustó bastante. La verdad es que había oído cosas malas sobre Brasil, que era peligroso y había que llevar mucho cuidado, a mi me dió la impresión contraria, me sentí seguro todo el tiempo y los brasileños me parecieron gente muy amable, educada y acogedora (sobre todo las brasileñas). Imagino que como en todas partes habrá sitios peligrosos, pero sinceramente la Guayana Francesa me parece más peligrosa, igual es porque la conozco más que Brasil, aunque tampoco creo que pueda generalizar, seguro que las favelas de Sao Paulo son bastante chungas.

Así que resumiendo:

Cosas buenas: la carne, los precios de las cosas, las caipirinhas, las brasileñas, beberse un coco mirando el Amazonas.

Cosas Malas: La canción de Son de amores de Andy y Lucas está de moda en versión brega (la brega es un tipo de música brasileña)

PD: espero poder volver en las vacaciones de abril.

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